De los múltiples usos que existen de las drogas, uno de los más habituales es el que se produce en ambientes de fiesta. Normalmente, aunque no exclusivamente, son los jóvenes los principales consumidores de sustancias estupefacientes cuando llega el fin de semana y los locales nocturnos y discotecas se llenan de gente con ganas de fiesta.

De las distintas drogas que se usan en estos ambientes, hay una que se ha popularizado sobre todo en la última década y que cada vez consumen más personas. Se trata de la mefedrona, una droga que crea sensación de euforia pero que tiene nocivos efectos y graves riesgos para la salud.

La mefedrona, ¿qué es?

Esta droga forma parte de un grupo de medicamentos que están relacionados con el grupo de las anfetaminas. El éxtasis o el speed serían dos sustancias bastante similares. La mefedrona está considerada una droga recreativa, lo que quiere decir que su uso se ciñe únicamente a la diversión y las ganas de fiesta. Por este motivo, no existe una justificación médica para sus efectos psicoactivos. A nivel químico, forma parte de la familia de las catinonas. La catinona es una sustancia que se obtiene de las hojas de una planta (Cathulla edullis), que se encuentra en el este de África.

Durante siglos, las hojas de esta planta han sido masticadas por su efecto psicoestimulante similar al de las anfetaminas. A partir de los años 20 del siglo pasado, empezaron a sintetizarse las catinonas como sustancias sintéticas. En el caso de la mefedrona se sintetizó por primera vez en 1929. Sin embargo, no se popularizó hasta el año 2003 cuando creció su uso como droga. En los años posteriores empezó a venderse por internet y en 2010 su consumo ya estaba extendido por la mayor parte de Europa, siendo especialmente popular en el Reino Unido.

Mefedrona

Presentación y método de uso de la mefedrona

La mefedrona puede encontrarse en distintas formas. Las más habituales son en forma de polvo, cristales, comprimidos o cápsulas. En el caso del polvo, su color puede variar bastante, encontrándose tonos que van desde un blanco puro a un tono amarillo o marrón. En lo que respecta a las vías de administración, éstas también pueden ser distintas como oral, intravenosa, rectal, intranasal, intramuscular o subcutánea. De todas ellas, las más común es intranasal, siendo habitual combinarla con la vía oral para no castigar demasiado las fosas nasales y aliviar las molestias ocasionadas. Además, la mefedrona también puede encontrarse en forma soluble para disolver la sustancia en bebidas y tomarla mediante esta vía.

Las personas que consumen esta droga normalmente toman dosis de entre 100 y 200 mg cada hora. Las dosis más grandes se toman por vía oral, mientras que las más pequeñas se toman de forma esnifada. Las formas de consumo de la mefedrona afectan al tiempo de aparición y duración de los efectos de la droga. Por ejemplo, tomada por via oral, los efectos aparecen a la media hora o 45 minutos después del primer consumo y suelen durar entre dos y cinco horas. En cambio, por vía intranasal, los efectos se presentan a los 10-20 minutos con una duración aproximada de una o dos horas. Por otro lado, también es frecuente que muchas personas combinen el consumo de mefedrona con otras sustancias para potenciar o reducir los efectos. Algunas de estas drogas son otros psicoestimulantes, el cannabis o el alcohol.

Efectos de la mefedrona

En ocasiones, los efectos producidos por una droga pueden parecerse a los que tienen otras sustancias. En este caso, los efectos de la mefedrona no están muy lejos de otras drogas como el MDMA. En cualquier caso, los síntomas más comunes fruto de su consumo son:

  • Sensación de euforia e incremento del nivel de alerta, de la energía y la capacidad de concentración.
  • Aumento de calor ya que se produce un sobrecalentamiento acompañado de una sudoración exagerada que puede llegar a la deshidratación. El consumo de mefedrona suele producir sed, por lo que la persona puede incrementar la ingesta de alcohol. Dicha combinación puede provocar náuseas.
  • Aumento de la empatía y la socialización lo que puede llevar a incrementar el deseo sexual.
  • Insomnio producido por el estado de alerta o nerviosismo como consecuencia del consumo de esta droga.
  • Estado de exaltación de las funciones mentales con aumento de la percepción de la música, efectos analgésicos y disminución del apetito.
  • Incremento del ritmo cardíaco que puede poner en riesgo la vida de una persona con problemas cardíacos.
  • Otros efectos como bruxismo, hemorragias nasales, sinusitis, jaquecas y pérdida de concentración.

Por otro lado, tanto la mefedrona como el resto de catinonas sintéticas tienen un fuerte potencial adictivo. En estudios con animales se ha comprobado que la tendencia a la autoadministración de mefedrona es similar a la que provoca la metanfetamina. De esta forma, el intenso crash que se produce tras el consumo de esta droga podría explicar también la dependencia psicológica a ella.

Mefedrona, una droga peligrosa

De todas las catinonas sintéticas, la mefedrona es la más popular en Europa con el Reino Unido y los países escandinavos a la cabeza en consumo de esta droga. En el caso de España, su uso es menor si lo comparamos con los países antes mencionados. Después de popularizarse en 2003, la mefedrona acabó siendo prohibida en Europa en 2010 por lo que su consumo cayó considerablemente. Sin embargo, su precio se disparó.

Actualmente esta droga sigue siendo bastante asequible si se compara con otras sustancias más conocidas como la cocaína. Hoy en día, su consumo continúa muy ligado a los ambientes de fiesta y música electrónica.

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