La adicción a la cocaína

De todas las drogas que se consumen en el mundo, la cocaína es una de las más populares. Los efectos que produce en el organismo a largo plazo pueden ser muy peligrosos, además de tratarse de una de las drogas más adictivas que existen. Cuando la adicción se apodera completamente de la vida de la persona, llega un punto en el que ésta puede sentir la necesitar de llevar a cabo un tratamiento de deshabituación. Para ello, ingresar en un centro de tratamiento de adicciones suele ser la mejor opción. Buscar ayuda y empezar un proceso de cura será el primer paso hacia la recuperación total. Y es que es posible dejar la cocaína.

El proceso hacia la adicción

Que alguien llegue a la situación de darse cuenta de que necesita ayuda significa que antes ha tenido que pasar por un proceso de enganche progresivo a la cocaína. Normalmente, las sensaciones más habituales que experimenta el adicto son las de necesitar la droga para alcanzar momentos de plenitud. En este sentido, la persona estará constantemente pendiente de conseguir cocaína. En este proceso de degradación personal, la sustancia de deseo se convierte en el objetivo principal para el consumidor. Así, éste olvida actividades que antes le interesaban o disfrutaba con ellas.

Por otro lado, la tolerancia es otro factor muy común durante este proceso de dependencia progresiva a la cocaína. Esto quiere decir que a medida que la persona va consumiendo se acostumbra y cada vez, necesitará aumentar la dosis para sentir lo mismo que experimentaba anteriormente con dosis menores. También es muy frecuente que la adicción genere graves perjuicios con el entorno y varios aspectos de la vida. El deterioro de las relaciones familiares y amistades es un elemento común de la persona adicta. Además, los problemas relacionados con el trabajo y de tipo económico también son habituales.

Síntomas del consumo de cocaína

Uno de los principales mecanismos de acción de la cocaína consiste en aumentar los niveles de dopamina en el cerebro. Este neurotransmisor participa en el control de movimiento y en la recompensa, factores que se ven alterados por la intervención de la droga. La dopamina se encarga de transmitir al cerebro las sensaciones positivas asociada a una acción o situación. Dicho proceso deja de funcionar de manera correcta por culpa de la cocaína en el organismo.

Los efectos de la cocaína se presentan casi de inmediato y duran entre pocos minutos y una hora. Del método de consumo dependen tanto la intensidad como el tiempo de duración de los efectos. Por ejemplo, si la sustancia se inyecta o fuma, produce una euforia más intensa y rápida que la que produce la droga inhalada, aunque dura menos tiempo. Por otro lado, la euforia que provoca la inhalación de cocaína puede durar entre 15 y 30 minutos, mientras que la euforia que se produce al fumar puede durar entre 5 y 10 minutos. A corto plazo, son varios los efectos que afectan tanto al cuerpo como a la mente, entre los que encontramos:

    • Energía y felicidad extremas
    • Hipersensibilidad a la luz, el sonido y el tacto
    • Contracción de los vasos sanguíneos
    • Dilatación de las pupilas
    • Aumento de la temperatura corporal
    • Irritabilidad y ansiedad
    • Temblores, vértigos y espasmos musculares
    • Paranoia

Una droga muy peligrosa

Como pasa con la mayoría de las drogas, cuanto más prolongado en el tiempo es el consumo, peores serán las consecuencias. Aunque a corto plazo la sensación de euforia puede resultar muy agradable para el consumidor, a largo plazo los resultados pueden ser muy graves. Además, las reacciones adversas como consecuencia del consumo de cocaína son diferentes en función de cómo se administra. Por eso, saber parar a tiempo es un factor muy importante antes de sufrir las peores consecuencias de una adicción a drogas como la cocaína.

Como hemos dicho, el método en cómo se administra la droga implica que los perjuicios para el organismo sean distintos. Por ejemplo, la inhalación constante puede provocar la pérdida del sentido del olfato, problemas al tragar, hemorragias nasales, ronquera y una irritación general del tabique nasal. En cambio, cuando la cocaína se ingiere, ésta puede causar gangrena grave en los intestinos porque reduce el flujo sanguíneo. Por otro lado, inyectarse la droga puede hacer que el consumidor experimente reacciones alérgicas, ya sea a la cocaína o a algunos de los aditivos que se le añaden en la calle. En los casos más graves, estas reacciones pueden provocar la muerte. Otra consecuencia del consumo continuado de la droga es la pérdida de apetito, factor que puede llevar a una pérdida importante de peso y a la malnutrición.

Es posible dejar la cocaína

Según el último informe sobre drogas en España realizado por el Gobierno en el año 2017, casi el 3% de las personas entre 15 y 34 años había consumido cocaína, al menos una vez. Y otro dato muy significativo: la droga que más llevaba a un adicto a buscar tratamiento (sin contar con el alcohol) es la cocaína con un 39% del total. Efectivamente, son muchas las personas que buscan salir de su adicción a esta sustancia.

Aquella costumbre que empezó de forma esporádica tomando alguna dosis en días de fiestas y que después se amplió a situaciones diversas de la vida puede erradicarse. Buscar un tratamiento donde conseguir desengancharse de la adicción e ir recuperando poco a poco el control sobre uno mismo es posible. Son varios los enfoques y los tratamientos que se ofrecen con el fin de conseguir este objetivo. Lo que debe saber la persona adicta es que acabar con su adicción es una posibilidad real y así ha quedado demostrado por todas esas personas que lo han logrado.

En CCAdicciones Asturias podemos ayudarte a superar la adicción a las drogas o a cualquier conducta adictiva. Contamos con los mejores profesionales si sufres una adicción con o sin sustancia. Ponte en contacto con nosotros si crees que necesitas ayuda para volver a recuperar el control sobre tu vida.

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