Descubriendo nuevas drogas

Son tantas las drogas que circulan por el mundo que es prácticamente imposible intentar abordarlas todas. Las primeras sustancias de este tipo que aparecieron se extraían de plantas y productos naturales. Más tarde, empezaron a fabricarse en laboratorios a partir de químicos y otras sustancias similares. Un ejemplo de estas últimas son los cannabinoides sintéticos que, a pesar de llevar la palabra cannabis en el nombre, no tienen nada que ver con la marihuana por lo que se refiere a su composición. No obstante, este nombre se debe a que, al igual que el cannabis, también interactúan con los receptores de la marihuana en el cerebro y sus efectos son parecidos.

Origen y composición de los cannabinoides sintéticos

Los cannabinoides sintéticos (CS) forman parte de un grupo muy grande de sustancias con estructuras diferentes que tienen afinidad por los receptores cannabinoides. En los últimos años su consumo se ha multiplicado entre las personas que buscan efectos parecidos a los de la marihuana. Estas sustancias han recibido numerosos nombres. El más conocido de todos es Spice, su variante más consumida. Los principios activos de los CS son moléculas estructuralmente pequeñas, liposolubles y volátiles, por lo que su consumo fumado se plantea como un método fácil y accesible.

Los CS empezaron a desarrollarse durante los años sesenta y setenta cuando grandes compañías farmacéuticas buscaban moléculas capaces de emular los efectos terapéuticos potenciales del tetrahidrocannabinol (THC). De ahí en adelante, son muchos los cannabinoides sintéticos que se han sintetizado y, a pesar de que parece que su uso recreativo está restringido a unas decenas, no parece que su desarrollo vaya a detenerse. En los años setenta y ochenta los CS comenzaron a comercializarse promocionados como productos vegetales para ser quemados en forma de inciensos aromáticos. Años más tarde, a finales de siglo, estos productos casi desaparecen a causa principalmente del aumento de los costes de fabricación. No obstante, durante los primeros años del siglo veintiuno, el comercio y consumo de los cannabinoides sintéticos volvió a subir y así se ha mantenido hasta nuestros días.

Presentación de los cannabinoides sintéticos

Los CS se comercializan normalmente en bolsas cerradas al vacío que se presentan a los consumidores como “incienso místico”, “aditivos para baños”, “ambientadores”, “popurrí para meditación”, etc. Evidentemente, dichas bolsas llevan también el mensaje de “no apto para consumo humano”. Además, llevan sugerentes imágenes y dibujos, y las plantas secas y picadas en su interior. Estas bolsas se presentan en diferentes colores con una inmensa oferta de sabores. En su interior las cantidades pueden variar situándose por lo general alrededor de los tres gramos. La composición de estos productos está formada por productos vegetales, CS y, muchas veces, vitamina E. Es destacable la gran pureza de las moléculas ya que sólo de forma excepcional contienen adulterantes.

En lo que se refiere a las dosis, éstas suelen ser pequeñas, normalmente de menos de 0,3-0,5 gramos del producto. De todas formas, la dosificación es difícil de regular a causa del desconocimiento del principio activo que se va a consumir y su concentración. Es habitual encontrar en blogs descripciones de vivencias distintas en función del producto consumido, incluso en personas que pretendían reproducir experiencias anteriores habiendo comprado la droga en el mismo proveedor. Por esta razón, uno de los argumentos que más se usan en contra del uso de los cannabinoides sintéticos es la dificultad para controlar los efectos esperables de estas sustancias.

¿Cuáles son los efectos del consumo de CS?

Al igual que lo hace el THC (el ingrediente psicoactivo de la marihuana), los cannabinoides sintéticos actúan sobre los mismos receptores de las células del cerebro. A día de hoy, son varios los estudios científicos sobre los efectos de los cannabinoides sintéticos en el cerebro humano. No obstante, los investigadores saben que algunos de ellos se adhieren con más fuerza que la marihuana a los receptores de las células afectadas por el THC y pueden producir efectos mucho más potentes. Para la salud, las consecuencias de esto pueden peligrosas e impredecibles.

La composición química de muchos productos hechos con CS es desconocida y puede variar de un lote a otro. Por eso, es probable que estos productos contengan sustancias que causan efectos muy diferentes a los que podría esperar el consumidor. En cualquier caso, entre los efectos más habituales producidos por los cannabinoides sintéticos encontramos:

  • Alucinaciones
  • Confusión
  • Ansiedad extrema
  • Ánimo elevado
  • Relajación
  • Alteración de la percepción
  • Paranoia
  • Síntomas de psicosis con delirio o pensamientos desordenados desconectados de la realidad

En aquellos casos en los que el consumo de la droga supuso el ingreso a salas de urgencias, los pacientes presentaron síntomas graves como un aumento de la frecuencia cardíaca, vómitos, comportamiento violento y pensamientos suicidas. Además, los CS también provocar daños a los riñones y alucinaciones, elevar la presión arterial y reducir el flujo de sangre que llega al corazón.

Distribución de los cannabinoides sintéticos

El spice y productos similares se comercializan sobre todo a través de internet y en tiendas especializadas o smart shops, a pesar de que el vacío legal en torno a ellas ha facilitado que su venta en algunos países de la Unión Europea se extendiese hasta gasolineras o sex-shops. Sin embargo, la mayor parte de la venta de spice drugs se realiza mediante páginas web. En ellas se especifica la situación legal de cada producto ofertado según el país de destino, sugiriendo cuáles pueden ser las alternativas para burlar la legislación vigente de cada país.

En cualquier adquisición legal la percepción del riesgo de consumo es siempre menor, por lo que existe el peligro de pensar que se trata de alternativas segura. En este sentido, ha habido un marketing deliberado para presentar las spice drugs como sustancias naturales de origen vegetal que imitan los efectos del cannabis. Como consecuencia de esto, los consumidores han estado en una posición de desinformación y desprotección durante años. Hoy en día, en los foros y blogs sobre el tema, el conocimiento de que los efectos psicoactivos se deben a agregados sintéticos parece generalizado.

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