Drogas inteligentes, mala decisión

Las drogas existen en la sociedad desde hace siglos, incluso milenios. A lo largo de los años y con el desarrollo de la ciencia han ido apareciendo nuevas sustancias que han hecho que el panorama de las drogas en la actualidad sea tan extenso como variado. Y en los últimos años, unas de las que más popularidad han conseguido son las llamadas smart drugs o drogas inteligentes. A pesar de que su nombre podría sugerir otra cosa, sus efectos pueden ser igual de perjudiciales para la salud que otras drogas y generar la misma adicción.

Efectos de las drogas inteligentes

Las drogas inteligentes se llaman así porque, presumiblemente, son capaces de ampliar funciones cognitivas tales como la atención, la concentración, la memoria, la capacidad de aprendizaje, el razonamiento lógico o la resolución de problemas. No obstante, la característica principal de este tipo de sustancias es su capacidad para imitar a compuestos psicoactivos. Esto lo hacen con el pretexto de ser inocuas, tener supuestos beneficios cognitivos o por una aparente falta de efectos secundarios y mínimo riesgo de toxicidad. Se llaman drogas inteligentes básicamente por su supuesta capacidad para aumentar las capacidades cognitivas de la persona que las consume.

Estas sustancias están compuestas sobre todo por plantas y nutrientes, de fácil obtención en tiendas de comestibles o herbolarios. Otros ejemplos son productos sintéticos con efectos relajantes, afrodisíacos o euforizantes, así como medicamentos de dudosa eficacia en el tratamiento de pacientes con dificultades de aprendizaje y merma cognitiva (demencias, accidentes cerebrovasculares, trastornos del movimiento, etc.). Aunque existen teorías que defienden mejoras cognitivas, no hay casi evidencias actualmente que puedan confirmar dichos beneficios. En cambio, son varios los casos adversos publicados que han ido apareciendo en los últimos años.

¿Cómo son las drogas inteligentes?

  1. Nutrientes

Son de fácil obtención y sin ningún tipo de restricción en tiendas dietéticas, herbolarios, parafarmacias o establecimientos de suplementos para deportistas. Se asocian al consumo de bebidas supuestamente estimulantes y han conseguido una gran proyección mediática, sobre todo entre los jóvenes. De este tipo encontramos:

  • DMAE: se trata de una sustancia llamada dimetilaminoetanol que tiene propiedades antioxidantes que se toma para mejorar la memoria y el mecanismo de aprendizaje. También aumenta la capacidad de concentración. Algunos de sus efectos indeseados descritos por los consumidores incluyen cefaleas, tensión muscular e insomnio.

 

  • DHEA: la dihidroepiandrosterona es una hormona que se encuentra en el organismo, aunque también se comercializa como suplemento. En ese caso, su origen es vegetal. Los suplementos de DHEA se ofrecen asegurando, entre otras muchas opciones, recuperar la sensación de bienestar, el grado de alerta o la libido, así como contribuir a la mejora de los procesos cognitivos. Los síntomas adversos fruto de su consumo son muchos e incluyen hipertensión, taquicardia, arritmias, insomnio, irritabilidad, ansiedad, pérdida de cabello o sequedad vaginal.
  • L-triptófano: es un aminoácido que se comercializa promocionando su efecto ansiolítico, antidepresivo e hipnótico. En ocasiones se consume junto con LSD o MDMA, incrementándose los efectos de estos últimos. En casos de intoxicación aguda los síntomas que aparecen son fiebre, taquicardia, diarrea, vómitos, dilatación pupilar, temblores o hiperreflexia.
  1. Fármacos

Son muchos los medicamentos de este tipo que encontramos. Entre los más destacados están:

  • Metilfenidato: actúa como estimulante del sistema nervioso central. Se consume por vía oral entre adolescentes de forma habitual para favorecer la capacidad de concentración en el estudio. Produce efectos adversos como problemas cardiovasculares y la probabilidad de aparición de cuadros psicóticos. Una sobredosis por metilfenidato puede provocar temblores, agitación, hiperreflexia, convulsiones, alucinaciones, delirios o coma.

 

  • Efedrina: este fármaco se caracteriza por poseer efectos como una mayor claridad mental o ausencia de cansancio. Dichos efectos se prolongan varias horas dependiendo de la capacidad de metabolización de la persona, así como de la dosis ingerida. En caso de intoxicación los síntomas incluyen nerviosismo, temblores o ataques de pánico.
  • Piracetam: desde el punto de vista recreacional se habla de dosis seguras entre 400 y 4800 mg. Se cree que combinado con el alcohol y las anfetaminas incrementa los efectos de estas sustancias.
  1. Plantas (herbal drugs)

Las herbal drugs se componen de hierbas con efectos psicoestimulantes de fácil acceso a través de internet. El número de sustancias de este grupo es prácticamente inabarcable, así como también las posibles combinaciones con el resto de smart drugs. Además, muchas de estas drogas todavía son desconocidas debido al carácter tan versátil y dinámico de su creación. También es cierto que, a causa de la creencia de poseer unos efectos más limpios y menos adversos, el consumo de drogas “naturales” se ha incrementado frente a las drogas “químicas” como la cocaína o la heroína. Algunas de estas sustancias más destacables son:

  • Éxtasis vegetal: ha sido presentado muchas veces como una alternativa segura frente al éxtasis químico. Sin embargo, la mezcla de plantas y productos químicos sintéticos que lo conforman son escasamente conocidos. Se comercializa en forma de comprimidos o cápsulas con colores atractivos, incluidos en envases de 3 a 12 unidades. Entre las plantas presentes en la composición del éxtasis vegetal encontramos, por ejemplo, la nuez de cola, el té y la guaraná. Los efectos adversos fruto del consumo de esta droga son nerviosismo, temblor, insomnio, excitabilidad, cefalea, náuseas, vómitos, dolor abdominal, hemorragias, taquicardia o hipertensión.
  • Nuez moscada: es el fruto de un árbol procedente de Indonesia cuyas propiedades como especia son más que conocidas en la cocina. También ha sido utilizada a lo largo de la historia en el campo de la medicina. Los riesgos de su consumo vienen por la cantidad ingerida. En dosis bajas, hasta 15 gramos produce una mejora del humor, alucinaciones visuales y falta de coordinación. En dosis altas, más de 15 gramos, los síntomas son más severos e incluyen náuseas, desorientación, dificultad respiratoria, delirios y alucinaciones. Por encima de los 25 gramos hablaríamos de efectos ya graves con taquicardia, hipotensión, insuficiencia respiratoria, psicosis y convulsiones.

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