Problemas que provoca el alcohol
El alcoholismo es una enfermedad que provoca una fuerte dependencia física y psicológica de las bebidas alcohólicas. El alcohol se convierte en una necesidad imprescindible para poderse sentir bien, aparentemente. La vida de la persona gira en torno a la bebida. Si el alcohólico no puede beber, se produce el síndrome de abstinencia. El excesivo consumo de alcohol tiene consecuencias inmediatas que se producen en un período corto de tiempo después de ingerir bebidas alcohólicas, pero a largo plazo también incide en el desarrollo de trastornos mentales y hay muchos otros problemas y enfermedades derivadas del alcoholismo.
El organismo especializado de las Naciones Unidas ha estimado que cada año se producen aproximadamente unas 3 millones de muertes en el mundo por el consumo nocivo de alcohol. Representa un 5,3% del total de defunciones mundiales.
Trastornos por un consumo excesivo de alcohol
El consumo excesivo de bebidas alcohólicas tiene unas consecuencias negativas para la salud. Beber alcohol tiene unos efectos inmediatos que aparecen después de consumirlo. Son conocidos la disminución de los reflejos a la que acompaña paradójicamente una sensación de estar alerta, la pérdida de coordinación, cambios en la visión o temblores. También disminuye el autocontrol, la capacidad de concentración y las funciones motoras quedan afectadas. Incluso se pueden tener alucinaciones y declararse el delirium tremens. Pero además un consumo diario desencadena en secuelas graves. Se pueden llegar a desarrollar enfermedades derivadas del alcoholismo. Como, por ejemplo, los siguientes trastornos:
- Trastorno de ansiedad y depresión. El alcohol es una droga depresora que en pequeñas dosis desinhibe, produce euforia y alegría, y aporta una sensación de ‘subidón’ y excitación que es un espejismo. Ingerir una gran cantidad de bebidas alcohólicas produce todo lo contrario: un bajón anímico continuado que puede desencadenar una depresión o ansiedad. Si se consume alcohol para intentar solucionar problemas de ansiedad y depresión a la larga hará un efecto rebote y la gravedad de las enfermedades aumentará.
- Trastornos del estado de ánimo. Igual que sucede con la ansiedad y la depresión, en un principio, el alcohol puede parecer útil para dejar de estar triste y tener mejorar el estado anímico. Un excesivo consumo provoca el efecto contrario: alteraciones en el estado de ánimo.
- Trastornos de la personalidad. Un consumo excesivo de alcohol puede ayudar a desarrollar algún tipo de trastorno de la personalidad provocando problemas para concebir y relacionarse con diferentes situaciones y personas.
- Esquizofrenia. En los casos más severos, el alcohol puede ayudar a desarrollar trastornos mentales como la esquizofrenia.
Enfermedades físicas provocadas por el alcoholismo
Adicionalmente a los trastornos comentados, existen enfermedades derivadas del alcoholismo. Por ejemplo:
- Gastritis. Inflamación del revestimiento del estómago.
- Hepatitis. Inflamación del hígado.
- Cirrosis. Enfermedad crónica que se produce por la destrucción de las células hepáticas.
- Infarto. Muerte de células del corazón por falta de riego sanguíneo.
- Demencia. Pérdida de la funcional cerebral.
- Anorexia alcohólica. Se dejan de consumir alimentos para disminuir al máximo el número de calorías ingeridas.
- Pelagra. Falta de niacina, una de las vitaminas del complejo B, o triptófano, un aminoácido.
- Cáncer. Tumor maligno que destruye tejidos orgánicos.
Además, provoca trastornos sexuales. El alcohol afecta negativamente a la sexualidad. En los hombres, produce una interrupción de la erección porque afecta al correcto funcionamiento del sistema nervioso central. En las mujeres, también hay una disminución de la excitación y de la respuesta sexual. Según un estudio de Boston Medical Group, el 71% de los hombres menores de 56 años que consumen alcohol frecuentemente padecen de disfunción eréctil. Entre los jóvenes de 18 y 35 años el porcentaje se sitúa en un 62,5%. El consumo excesivo de alcohol se considera una de los motivos principales de problemas de erección, pudiendo ocasionar la infertilidad.
¿Cuándo se padece de alcoholismo?
A diferencia de otras drogas, el consumo de alcohol está normalizado. Está tan aceptado socialmente que cuando se recrimina al que está abusando de su consumo, la reacción suele ser de justificación: “todo el mundo bebe”, “de vez en cuando no pasa nada”, incluso “dicen que una copa de vino es buena para la salud”.
En la vida de un alcohólico todo gira entorno a beber. Además, aumenta la tolerancia a la bebida porque el cuerpo se acostumbra y cada vez necesita mayores cantidades para sentir el mismo efecto.
Algunos de los síntomas que pueden ayudar a determinar que una persona padece de alcoholismo serían
- Beber cuando está solo. Pasa de ingerir bebidas alcohólicas acompañado por más personas, lo que se denominaría “bebedor social” a beber solo y de manera oculta. Se lo esconden a su entorno.
- Malestar si no puede beber. Beber se ha vuelto una necesidad habitual, incluso en situaciones que se consideran peligrosas, como conducir. Cuando no es posible la persona no se encuentra bien y tiene un deseo incontrolable de beber. Es lo que se conoce como el síndrome de abstinencia.
- Lapsus de memoria. Se olvida de las cosas. Está despistado.
- Deterioro físico. Descuida su imagen personal y presenta un desgaste físico en un periodo de tiempo breve.
- Enfermedades relacionadas con el hígado, que es el órgano principal que digiere el alcohol. Un consumo abusivo puede provocar hígado graso o cirrosis.
- Bebe a horas que no se consideran normales. Tal es la necesidad de beber alcohol que no importa qué hora del día sea. Bebe incluso por la mañana en ayunas.
- Descuido de las responsabilidades. La bebida le ha afectado a sus labores y responsabilidades, como cuestiones laborales.
Tratamientos para el alcoholismo
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