Las mujeres y el alcohol
El alcoholismo es la adicción más extendida en el mundo occidental. La situación de legalidad del alcohol y su aceptación a nivel social son motivos que explican porque esta sustancia es la droga más consumida. Si nos fijamos en el consumo por sexo, los hombres todavía consumen más y hay más adictos que en el caso de las mujeres. Sin embargo, el alcoholismo entre las mujeres ha aumentado en las últimas décadas y, actualmente, supone un problema tan importante como en los hombres. Aunque los síntomas y consecuencias de una adicción al alcohol son prácticamente los mismos en ambos sexos, el alcoholismo en mujeres tiene una serie de particularidades que hace que sea interesante analizar.
El alcoholismo en mujeres, una realidad
Como apuntábamos en la introducción, el consumo de alcohol en las mujeres se ha incrementado en las últimas décadas. A veces, el porcentaje de mujeres que consumen alcohol llega a superar al de los hombres, como por ejemplo entre los adolescentes. Esto puede resultar particularmente chocante ya que tradicionalmente el alcoholismo se ha considerado como una enfermedad típicamente masculina.
El origen de esta nueva realidad con un aumento de mujeres con problemas con el alcohol se encuentra en cómo ha cambiado el tipo de vida. En primer lugar, por el propio ritmo de vida actual, donde muchas mujeres sienten un gran estrés por el volumen de trabajo al compaginar vida laboral y tareas domésticas o familiares. Por otro lado, también existe una cierta postura de imitar los comportamientos que tradicionalmente se habían considerado masculinos, en un contexto de buscar la igualdad entre ambos sexos. Y esto incluye aquellos hábitos asociados con la permisividad y la desinhibición, como en el caso de las drogas.
Pero a parte de todo esto, el alcoholismo femenino tiene algunas características que lo diferencian del masculino. La más clara y evidente es que se tiende a ocultar el consumo. Desgraciadamente, el consumo de alcohol y de drogas en general entre las mujeres está más estigmatizado por la sociedad. Es por eso, que muchas mujeres beben casi de forma clandestina y en soledad, a diferencia de otros hombres que lo hacen con menos tapujos en un bar o local. Además, a nivel fisiológico, el alcohol afecta más a las mujeres que a los hombres.
El alcohol y sus efectos en las mujeres
Las mujeres toleran menos el alcohol que los hombres. Esto es debido a que ellas tienen menos masa corporal y sus órganos son más pequeños que los de los hombres. Así, aunque las mujeres tomen cantidades menores que los hombres, los efectos del alcohol en su organismo son más graves. A nivel clínico, se establece que un consumo normal de alcohol en las mujeres no debería pasar de una copa de vino o caña de cerveza al día. Una cantidad mayor sería un consumo excesivo. En los hombres, en cambio, el consumo adecuado o razonable es el doble.
Si analizamos estos datos desde un punto de vista fisiológico, podemos ver cómo las mujeres tienen un mayor riesgo a la hora de caer en problemas de abuso y, por lo tanto, acabar desarrollando una adicción. Además, los problemas que se derivan del consumo de alcohol como el daño cerebral o las enfermedades cardíacas y hepáticas son más agresivos en las mujeres que en los hombres. Por poner un ejemplo, la pérdida de materia gris en las féminas es mayor fruto de los efectos nocivos de esta droga.
Otra diferencia respecto a la aproximación que hacen ambos sexos al alcohol es el componente emocional en las mujeres. Muchas veces, ellas beben por cuestiones emocionales, para ahogar las penas, como se suele decir. Esta conducta difiere de los hombres que, mayoritariamente, consumen para autoafirmar su masculinidad en la sociedad. Esto explicaría la tendencia más presente en las mujeres de mezclar bebidas etílicas y ansiolíticos o psicofármacos. Dado que ambas son depresoras del sistema nervioso central les aporta una sensación inicial y efímera de relajación y bienestar. Por eso, muchas mujeres optan por beber en soledad y en sus hogares.
La relación entre alcoholismo y depresión
Son varios los estudios que apuntan a una relación cercana entre cuadros depresivos y consumo de alcohol en mujeres. Sin embargo, no es fácil determinar si es el alcohol el que produce depresión o es al revés. De todas formas, los estados depresivos previos aumentan las probabilidades de un consumo excesivo con muchos números de acabar en adicción. Si nos fijamos en los datos estadísticos, el 65% de las mujeres con problemas de alcoholismo presentaban una depresión previa. Éstas, afirmaban recurrir a la bebida como modo de aliviar sus malestares a nivel psicológico.
No obstante, existe también un gran porcentaje de mujeres que reconocen que después de haber consumido alcohol en exceso, sus alteraciones mentales se dispararon. Entre éstas, los cuadros depresivos, la tristeza, la desesperanza y la dependencia alcohólica. Por otro lado, es común que las mujeres tarden en aceptar que tienen un problema con el alcohol. Esto hace que pase mucho tiempo antes de pedir ayuda profesional para superar su adicción, lo que hace más complicado el tratamiento.
La solución pasa por el tratamiento
Las mujeres que acuden a un centro de tratamiento de adicciones suelen cumplir una serie de características. La mayoría tienen entre 35 y 50 años y llevan más de diez años con problemas de abuso al alcohol. Además, más de la mitad de ellas presentan experiencias de maltrato doméstico. Consumen en secreto y lejos de la vista pública. Por eso, es habitual que se encuentren en una situación de aislamiento social. El estigma que existe sobre las mujeres alcohólicas hace que muchas tarden mucho tiempo en buscar ayuda, por lo que hay que estar más alerta que nunca ante un posible caso de una familiar que pueda encontrarse en esta situación.
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