¿Dependencia o adicción?

El consumo de drogas es una práctica de riesgo que puede llevar a situaciones muy peligrosas. Este tipo de sustancias se caracterizan, entre otras cosas, por su capacidad adictiva. Un consumo sin control puede desembocar en una adicción que puede requerir el ingreso en un centro de tratamiento de adicciones. Pero cuando hablamos de adicción, es necesario no confundir este término con el de dependencia. Algunas veces se suele considerar a ambas cosas como lo mismo, pero como veremos en este artículo, se trata de conceptos diferentes. Dependencia y adicción son estadios distintos en los que puede encontrarse una persona que abusa del consumo de una o varias drogas. ¿En qué consiste una y otra?

La dependencia como primer paso

Cuando el consumo de una droga se vuelve reiterado se crea un patrón habitual. Es entonces que aparece la dependencia. Este concepto hace referencia a la necesidad de continuar consumiendo para evitar los efectos negativos de la abstinencia. Estos síntomas nocivos pueden ser tanto físicos (temblores, náuseas, dolores de cabeza, fatiga, etc.) como psicológicos (ansiedad, irritabilidad, cambios en el estado de ánimo, etc.).

Al hablar de dependencia es necesario diferenciar entre la dependencia física y la psicológica. La física se presenta porque el organismo se adapta a una determinada sustancia, mientras que la psicológica hace referencia a todas las situaciones que afronta una persona haciendo uso de la sustancia o conducta adictiva. La duración e intensidad de la dependencia física es diferente en función de la droga, pero pasado un periodo de tiempo determinado la sintomatología se acaba. En cambio, la dependencia psicológica dura más tiempo. Por este motivo, hay que incidir en la gestión de los aspectos psicológicos asociados al consumo o a la conducta durante el tratamiento.

En aquellos casos que son tratados por dependencia el proceso terapéutico se centra en paliar la sintomatología producida por la interrupción del consumo o de la conducta adictiva (síndrome de abstinencia). Además, este proceso también busca aportar herramientas para poder manejar y afrontar con éxito la deshabituación o dependencia psicológica del paciente.

Cayendo en la adicción

La adicción se trata de una enfermedad crónica que hace que la persona no pueda dejar de consumir a pesar de las consecuencias negativas que experimenta en todos los ámbitos de su vida. La repetición del consumo está ligada a la pérdida de control, así como problemas en el trabajo, o pérdida de este, conflictos familiares, de pareja, con amigos, etc. Se llega a tal punto que hasta se puede poner en peligro la vida del adicto por el consumo de la sustancia o la propia conducta adictiva.

Una persona con adicción a las drogas tiene como única motivación en la vida el consumo de la sustancia o la realización de la conducta adictiva. Además, deja de lado las obligaciones y las actividades que antes le generaban satisfacción. El adicto pierde el control absoluto sobre la sustancia y sobre su vida. Aunque la presencia de una dependencia en una persona no quiere decir que sea adicta, la adicción sí que convierte en dependiente a esa persona.

¿Cómo se pasa de la dependencia a la adicción?

Hasta ahora hemos visto que la dependencia y la adicción son cosas distintas. Pero a pesar de esto, están muy relacionadas ya que ambas son estadios por los que puede pasar una persona en su experiencia con el abuso de una sustancia. Esto se debe a que la dependencia es un paso previo a la adicción. En este sentido, las consecuencias para una persona serán menos graves que las de un adicto. Una persona con dependencia a una droga seguirá teniendo el control de los diferentes ámbitos de su vida. En cambio, si se vuelve adicto perderá ese control. Además, la persona dependiente cumple, generalmente, con sus obligaciones. En el caso de los adictos, las obligaciones no se cumplen o, si se cumplen, no ocurre de la forma correcta.

Antes hemos dicho que la persona dependiente conserva el control de la situación. Esto quiere decir que tiene otras motivaciones en su vida al margen del consumo. Asimismo, las consecuencias negativas son un factor determinante a la hora de abandonar el consumo. En cambio, las personas que se han vuelto adictas han perdido absolutamente el control. Tienen pensamientos recurrentes sobre el consumo y la fecha de la próxima dosis. Respecto a las consecuencias negativas que esto tiene en sus vidas, siguen consumiendo pese a ellas. Básicamente, son totalmente incapaces de parar la conducta de consumo.

En lo que se refiere al tratamiento también vemos diferencias significativas. En una fase sólo de dependencia, una vez realizado el tratamiento de desintoxicación y deshabituación, el paciente no tiene por qué volver a perder el control. La dependencia por sí sola no es una enfermedad crónica. En cambio, la adicción sí que lo es. Es por eso que el paciente tiene que realizar un seguimiento continuado durante toda su vida con tal de evitar recaídas futuras. Si después de un proceso de desintoxicación vuelve a tener contacto con la sustancia o conducta la pérdida de control volverá a aparecer en su vida.

Volver a tener el control

Cuando una persona abusa de una sustancia primero desarrolla una dependencia a la droga antes de terminar por tener una adicción. Durante este proceso hacia el abismo, es muy importante saber darse cuenta de que se tiene una dependencia y querer abandonarla. Esta es la mejor manera para evitar acabar desarrollando una adicción con las consecuencias negativas que de ello se derivan.

Tanto las personas adictas como las dependientes experimentan tolerancia. Esto significa que para conseguir los mismos efectos que al principio, el consumidor aumentará progresivamente las dosis. A esto hay que sumarle el síndrome de abstinencia, es decir, los síntomas asociados al cese del consumo de la droga. Se trata de dos factores muy importantes que reciben atención durante el proceso de desintoxicación. En ambos casos, el de personas dependientes y el de adictas, es posible revertir su situación para lograr la recuperación.

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