La persona que desarrolla coadicción debe centrarse en el margen de actuación que le corresponde: asegurar un espacio seguro para favorecer la comunicación y marcar límites con la persona adicta. Esta es una de las acciones más importantes que se debe llevar a cabo en un entorno donde conviven adicción y coadicción.
En INTA, sabemos lo difícil que es lidiar con las consecuencias de la adicción en el entorno más próximo, normalmente el familiar, y somos expertos en ver cómo se pueden gestionar estas situaciones.
¿Qué es la coadicción?
La coadicción, también conocida como codependencia, se produce cuando la adicción de una persona no afecta solo a esta, sino que las consecuencias se extienden hasta las personas más cercanas, en entornos familiares y de amistad.
La persona coadicta experimenta un cambio en su vida: enfoca su interés, más bien preocupación, hacia quien sufre la adicción. Se desplazan sus prioridades y su vida gira en torno a lo que hace o deja de hacer la persona adicta.
Cualquiera con una relación cercana con una persona adicta puede ser alcanzado por la coadicción, que tendrá consecuencias importantes en el desarrollo de su vida diaria. Una de las complicaciones más notorias de la coadicción es que, en la confusión resultante, la persona coadicta pierde las herramientas que utiliza para poder enfrentar sus dificultades cotidianas.
¿A quién afecta?
De manera general, la coadicción tiene una incidencia más alta entre padres e hijos, pudiéndose presentar en una preocupación paternal cuando es el hijo quien sufre la adicción, o filial, cuando uno de los padres es la persona adicta. También se da en las parejas.
En estos casos, la persona cercana afectada suele pasar largos períodos de sufrimiento esperando a que la adicción de la persona adicta cese o se reduzca el consumo de sustancias o del comportamiento adictivo, en caso de adicciones como la ludopatía. Como la persona coadicta desearía y espera que esto suceda, pero no tiene la capacidad activa de producir ese resultado. En esas circunstancias, se crea una gran dependencia psicológica de la persona adicta y de las manifestaciones de su adicción.
La coadicción puede evidenciarse a través de roles que la persona coadicta adoptará en función de su personalidad: vigilante, rescatador, héroe. Así,
- En el rol de vigilante, la persona coadicta vigila y controla que la persona adicta deje el consumo o cese la actividad adictiva, y exterioriza un comportamiento controlador y autoritario.
- En el rol de rescatador, en cambio, la persona coadicta pretende o intenta salvar de las consecuencias de la adicción al adicto.
- En el rol de héroe, encontramos a la persona coadicta que reiteradamente “se sacrifica” para ayudar a la persona adicta.
Independientemente del rol que adapte la persona coadicta, incluso si no llega a desarrollar ninguno de los anteriormente mencionados, es importante que también ella forme parte del proceso de recuperación de la adicción que ha desencadenado la coadicción. De ninguna manera deberían desatenderse sus necesidades, la situación empeoraría.
Es importante que la persona coadicta no se culpabilice por el comportamiento que adopta la persona adicta, ya que a pesar de las herramientas que se le puedan proporcionar, la persona que desarrolla la adicción es quien sufre de esta enfermedad y tiene voluntad propia, que sin duda ha actuado en alguna fase de su adicción. Existen además diferentes desencadenantes que derivan a una potencial adicción, como los factores genéticos y hereditarios, el tipo de personalidad, factores relacionados con autoestima, gestión de las emociones, obsesiones y patrones de conducta.
¿Cómo se dearrolla la coadicción?
La coadicción se desarrolla junto a la adicción. Mientras que la adicción se desarrolla en una persona, la coadicción se desarrolla en una persona cercana.
Inicialmente se da una fase de negación, en la que la persona que está desarrollando coadicción rehúsa y niega que la persona allegada sufra una adicción y también los indicios que la señalan.
Poco después, cuando asimila conscientemente lo que ocurre, intenta asumir el control de la vida de la persona adicta, y se desarrolla la fase de control. En esta fase persigue a la persona adicta para que cambie su comportamiento y gracias a sus esfuerzos, tenga resultados positivos y cambios en la adicción.
Cuando esto no ocurre, se entra en la fase de culpa, donde se instala la coadicción. En esta fase aparecen la angustia y desesperación, se crean conflictos por falta de comunicación y aumentan los sentimientos de culpa. La persona coadicta se convierte en una especie de víctima de la conducta de la persona adicta, y su vida se centra en intentar que supere o mejore la conducta adictiva.
¿Y qué características tiene?
El desarrollo de la fuerte dependencia hacia el adicto, trae consecuencias para la persona que lo sufre. Las conductas y consecuencias más comunes que se presentan en la coadicción son:
- Seguimiento y persecución para asumir el control de la vida de la persona adicta, ya que la persona coadicta está obsesionada con cambiar su conducta.
- Evitar el tema, evadiendo discusiones, quejas, protestas y pasando largos períodos sin expresar sentimientos.
- Trastornos como la ansiedad o la depresión.
- Repetir frases como: “Si se encuentra bien, yo también lo estoy; si está mal, yo también”, “Amenazo con abandonarle, pero no sería capaz”, “Me siento culpable de su adicción” …
- Despreocupación de las necesidades propias y descontrol en actividades diarias.
- Cambios de humor y dependencia de la actitud de la persona adicta.
- Aumento del sentimiento de culpa y autocastigo, al tener sentimiento de que de alguna manera la responsabilidad de la adicción es de la persona coadicta.
Cómo superar la coadicción
Para tratar un problema de coadicción, lo más importante es ser consciente de que existe un problema, comprender que la adicción es una enfermedad crónica en la cual existe el riesgo de recaída y, sobre todo, ponerse en manos de expertos.
En nuestro Instituto Terapéutico de Tratamiento de Adicciones INTA, somos expertos en tratamientos de adicciones, así como integrar a las personas más cercanas porque también forman parte del proceso en su progreso.
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