Combinar drogas, una mala idea

En artículos anteriores hemos visto los efectos de consumir varias de las drogas más populares que circulan hoy en día. Y estos efectos suponen siempre un peligro muy importante para la salud del consumidor además del riesgo que conlleva de desarrollar una adicción. Normalmente se empieza por tomar únicamente una sustancia o droga. Sin embargo, sobre todo en ambientes de fiesta, es común mezclar varias drogas. Una de las combinaciones más habituales es cocaína y alcohol. Y como es esperable, mezclar sustancias nunca es una buena idea ya que aumentan los riesgos de padecer serios problemas a nivel orgánico. Hoy veremos qué efectos tiene combinar estas drogas y por qué es tan peligroso hacerlo.

Cocaína y alcohol

El alcohol forma parte de las drogas llamadas depresoras y su principal efecto es de carácter desinhibidor, especialmente en un primer momento después del consumo. Sin embargo, es una sustancia depresora ya que, una vez pasado este efecto, el alcohol empieza a producir una disminución general en diferentes funciones del organismo. Por su lado, la cocaína es una sustancia psicoactiva estimulante que altera las diferentes funciones del organismo. Normalmente, se toma de forma inhalada en polvo, aunque también puede administrarse a través de inyección en la sangre o fumada. Igual que el alcohol, se trata de una droga altamente adictiva.

Según algunos estudios, aproximadamente tres de cada cuatro consumidores de cocaína también beben alcohol al mismo tiempo. El efecto que buscan las personas que toman cocaína es la sensación de euforia que suele durar entre 5 y 30 minutos, a la que sigue muchas veces, una vez desaparece, sentimientos de ansiedad. Es por eso, que estas personas también beben alcohol para ayudar a contrarrestar esa ansiedad. Y en el caso contrario, quienes toman alcohol también consumen cocaína para contrarrestar los efectos sedantes y reductores del rendimiento ocasionados por el alcohol para poder seguir de fiesta.

Efectos del consumo de alcohol y cocaína

Veamos resumidamente primero y por separado los efectos del alcohol y la cocaína. Un consumo abusivo de alcohol produce:

  • Disminución del ritmo cardíaco y de la frecuencia respiratoria
  • Disminución de la temperatura corporal
  • Sensación de agotamiento, fatiga y somnolencia, desgano
  • Menor atención y coordinación psicomotriz

El consumo de cocaína produce:

  • Aumento del ritmo cardíaco y de la frecuencia respiratoria
  • Aumento de la temperatura corporal
  • Sensación de euforia, de mayor ánimo y energía; hiperactividad, excitación física y mental
  • Falsa sensación de mayor rendimiento y éxito, de mayor seguridad y de autoconfianza

Como decíamos antes, los consumidores acuden a una de estas drogas para contrarrestar los efectos producidos por la otra. De esta forma, las personas que toman primero alcohol y después cocaína lo hacen para eliminar los efectos depresores propios que produce la bebida. Del mismo modo, el estado de hiperestimulación provocado por la cocaína puede conllevar alucinaciones, rigidez muscular, temblores, inquietud, mareos, ansiedad, agresividad, insomnio y ataques de pánico. En este caso, se recurre al alcohol para reducir esa sensación de pérdida de control e hiperactividad excesiva.

¿Cuáles son los efectos a largo plazo de combinar alcohol y cocaína?

Aunque una persona llegue al final de la noche sin sufrir ninguna consecuencia grave por consumir ambas drogas, su cuerpo acabará pagando el precio tarde o temprano. Hay estudios que afirman que este consumo prolongado de alcohol y cocaína puede dañar el corazón, incluso en personas jóvenes y sanas. Otra consecuencia muy negativa es que una vez se entra en este hábito de consumo, puede volverse muy difícil dejarlo. Se ha observado que beber cantidades, aunque sean moderadas de alcohol, puede hacer que la cocaína sea más atractiva para los usuarios. En consecuencia, los esfuerzos por dejar de tomar cocaína pueden verse comprometidos.

Otras investigaciones también han puesto de manifiesto que las personas que son adictas tanto al alcohol como a la cocaína experimentan más lesiones accidentales, violencia y sobredosis que las personas que solo dependen de la cocaína. Además, esta mezcla podría tener un impacto a largo plazo en el cerebro. A través de un estudio, escáneres cerebrales revelaron que las personas dependientes tanto del alcohol como de la cocaína habían sufrido una reducción de la materia blanca en su córtex del cíngulo anterior, una región del cerebro responsable de la regulación emocional.

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