En el pasado se hablaba de la adicción como de un vicio. Aún hoy en día, esa percepción existe. Es posible que sea una opinión que mantengan también familiares y personas cercanas a un adicto o que se dé en partes de la sociedad alejadas del problema. Se piensa en la adicción como resultado de una conducta voluntaria y deliberada. Esta visión no refleja la realidad y aún más, no es constructiva para conseguir dar una salida al adicto como persona individual o al problema general de adicción. El enfoque de Intastur es que la adicción es una enfermedad crónica, que se puede gestionar para conseguir resultados de mejora cuando se aborda profesionalmente y con un tratamiento especializado.

El enfoque recoge lo que es la realidad de la adicción, evidencias constatables cuando se hace una aproximación objetiva y que describimos a continuación.

Cambios cerebrales durante la adicción

No se pueden ignorar los cambios profundos que se producen en el cerebro y que controlan el comportamiento del individuo, pensar que se trata de una mera falta de voluntad es un error. Cambios como los que siguen:

  • Afectación al sistema de recompensa

La adicción impacta directamente en el sistema de recompensa del cerebro. Este sistema, al ser inundado con dopamina debido al consumo de sustancias o a la realización de conductas adictivas, genera sensaciones intensas de placer y euforia. Esta liberación masiva de dopamina es mucho más potente que cualquier refuerzo natural, lo que motiva a la persona a repetir la conducta adictiva para seguir experimentando estas sensaciones.

  • Merma en la capacidad de sentir placer

El consumo habitual de sustancias adictivas reduce la capacidad de la persona para disfrutar de actividades que antes le proporcionaban satisfacción. Como resultado, los adictos a menudo experimentan síntomas depresivos como apatía o anhedonia, la incapacidad de sentir placer. Sin la sustancia o la conducta adictiva, su vida se vuelve vacía y carente de alegría.

  • Disfunción de la corteza prefrontal

Investigaciones han demostrado que la adicción provoca disfunciones en la corteza prefrontal. Se trata de la parte del cerebro responsable de las funciones ejecutivas, es decir, las funciones asociadas con todo lo que nos hace humanos, como la toma de decisiones, la evaluación del entorno o la capacidad de expresar nuestra personalidad. Esta disfunción explica por qué una persona adicta encuentra tan difícil abstenerse de consumir sustancias o participar en comportamientos adictivos, incluso cuando es consciente de las consecuencias negativas.

Tolerancia y pérdida de autocontrol

Para conseguir el mismo efecto, el adicto necesita aumentar la dosis consumida o la frecuencia de las conductas:

  • Vida sumida en el consumo asiduo

Para mantener niveles adecuados de dopamina y seguir sintiendo gratificación, la persona adicta se ve obligada a consumir regularmente. Desarrolla una adicción cada vez más fuerte, de la cual es muy difícil salir sin la ayuda de profesionales especializados.

  • Desarrollo de la tolerancia

Con el tiempo, el cuerpo desarrolla tolerancia a la sustancia adictiva, lo que significa que se necesitan dosis cada vez mayores para lograr el mismo efecto inicial. Esto también puede llevar a la búsqueda de sustancias más potentes o métodos de consumo más agresivos para alcanzar el mismo nivel de satisfacción. Esta circunstancia llega a convertirse en un problema grave, para la persona que lo vive y para sus familiares y amigos.

  • Pérdida de autocontrol

La adicción deteriora la capacidad de la persona para tomar decisiones y controlar sus impulsos. El deseo de consumir se vuelve tan intenso que es prácticamente imposible para resistirse a él, especialmente después de un periodo prolongado de consumo. Además, la pérdida de autocontrol puede llevar a comportamientos arriesgados o peligrosos, como ya se ha ido mencionando.

  • Aumento del riesgo de sobredosis

La tolerancia creciente puede llevar a un riesgo elevado de sobredosis, ya que la persona consume dosis mayores de la sustancia con la finalidad de alcanzar esa sensación de euforia que le produce la sustancia o conducta a la que es adicto, sin ser consciente del peligro para su salud o, siéndolo, sin que le importe. La necesidad de cantidades mayores puede resultar en consecuencias graves e incluso fatales.

Craving y desencadenantes

  • Estímulos ambientales

El craving, o el deseo irrefrenable de consumir, se ve reforzado por estímulos ambientales asociados con la adicción y por los años de consumo. Cosas tan simples como el olor a cerveza, un anuncio de casino o lugares específicos, pueden desencadenar una fuerte necesidad de consumir, haciendo extremadamente difícil la abstinencia. Pero no imposible.

  • Tolerancia a la liberación de dopamina

El cerebro adicto pierde la capacidad de producir suficiente dopamina de manera natural. En consecuencia, actividades cotidianas que antes proporcionaban placer, como pasear por el bosque o disfrutar de la compañía de amigos, ya no generan esa misma satisfacción. Para la persona adicta, nada importa más que el objeto de su adicción.

  • Asociación con emociones negativas

El craving puede intensificarse en presencia de emociones negativas como estrés, ansiedad o depresión. La persona adicta puede recurrir a la sustancia o conducta adictiva como una forma de automedicación para aliviar estos sentimientos, lo que perpetúa el ciclo de la adicción.

  • Detonantes sociales y emocionales

Las interacciones sociales y las situaciones emocionales también pueden ser poderosos desencadenantes del craving. Una discusión con un ser querido, la presión social para participar en actividades relacionadas con el consumo o incluso recuerdos de experiencias pasadas, pueden activar el deseo de consumir.

Superar la adicción es posible

Nadie elige enfermarse; la enfermedad se impone sin ser invitada. Lo mismo pasa con la adicción. Aunque se comienza con una decisión consciente de usar una sustancia o realizar una conducta, esta rápidamente se convierte en una enfermedad que roba la capacidad de elegir. Sin darte cuenta te encuentras en un círculo vicioso del que ya no sabes cómo salir o del cual ya ni siquiera sabes si quieres hacerlo.

Por esta razón, reconocer la adicción como una enfermedad es crucial para abordar su tratamiento de manera efectiva. Con el apoyo adecuado y tratamiento especializado, como el que ofrecemos en Intastur, es posible superar la adicción y recuperar el control de tu vida. ¡No lo pienses más! Porque toda enfermedad tiene su remedio.

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