¿Qué es la adicción a la comida?
La adicción a la comida, también llamada ingesta compulsiva o trastorno por atracón, se da cuando la persona consume cantidades ingentes de comida en un período muy corto de tiempo y además el consumo no responde a una necesidad por hambre.
La persona adicta a la comida suele comer en privado y es habitual que poco después de haber comido se siente culpable o disgustada.
La diferencia con la bulimia es que, en este caso, se come compulsivamente, pero no se provoca el vómito. De esta manera, es en muchas ocasiones el peso se descontrola, llevando a la obesidad.
Causas de la ingesta compulsiva
Los factores que influyen para que una persona se convierta en adicto a la comida son múltiples. Debemos tener en cuenta que no todos estos factores influyen de la misma manera y que depende también de las situaciones de riesgo a las que están expuestas las personas con adicción a la comida. Además, el impacto puede variar en cada persona. Algunas de las causas del desarrollo de dicha adicción, pueden ser, por ejemplo:
- Factores biológicos y liberación de dopamina
La comida ultra procesada tiene un gran efecto en los centros de recompensa del cerebro. Estos efectos son causados por neurotransmisores cerebrales como la dopamina, que incentiva repetir los comportamientos que nos hacen sentir bien, en este caso hablamos del consumo de comida con bajo contenido en nutrientes y alto contenido calórico, típicamente la comida “basura” reúne estas características.
No es raro ver como hay padres que dan de comer a sus hijos para calmarlos, o los premian con dulces o bollería industrial cuando hacen algo bien, lo que a largo plazo puede desarrollar una ingesta compulsiva de comida.
- Factores psicológicos como ansiedad o depresión
Sufrir depresión, soledad o baja autoestima pueden ser factores que también afectan a la ingesta compulsiva de comida, llevando a comer en exceso y de manera poco saludable.
Algunas personas utilizan la comida como una ayuda para hacer frente a emociones o estados anímicos difíciles. Es lo que se conoce como hambre emocional. La comida, especialmente la rica en grasas y azúcares, activa sistemas de recompensa en el cerebro que convierten a la comida en una especie de recompensa que crea adicción.
En casos de ansiedad y depresión, la persona no puede controlar lo que come ni el deseo de comer, y la ingesta de alimentos se vuelve impulsiva.
- Baja autoestima y problemas de imagen corporal
Una variable que influye de forma decisiva en la adicción a la comida, puede ser la baja autoestima y problemas de imagen corporal que padecen algunas personas. Esa situación les predispone a desarrollar esta adicción, buscando en la comida una forma de lidiar con la insatisfacción.
La comida se convierte en uno de los pocos placeres que experimentan y que les hacen sentir bien. Sin embargo, acaba siendo una necesidad y ya no comen porque experimenten sensaciones agradables, sino porque necesitan calmar su ansiedad y son incapaces de controlarse.
- Hábitos alimenticios inadecuados
La ansiedad y la depresión también favorecen unos hábitos de alimentación poco saludables. Ya sea porque se buscan alimentos reconfortantes, espacialmente los altos en grasa y azúcares, o porque se dedica poco o escaso tiempo al autocuidado y se recurre a alimentos ultra procesados ricos en grasas y azúcares.
Síntomas de la adicción a la comida
Existen numerosos síntomas que pueden ayudar a detectar una posible adicción a la comida, algunos de ellos son:
- Antojos constantes: antojos frecuentes de ciertos alimentos, a pesar de sentirse lleno y haber terminado una comida copiosa.
- Comer compulsivamente y en exceso: empezar a comer un alimento deseado y, a menudo, comer mucho más de lo previsto. Ingiriendo dicha comida de forma ansiada, y mostrando incapacidad para dejar de comer hasta el punto de sentir incluso malestar por estar excesivamente lleno.
- Sentimientos de culpa: sentirse culpable después de comer determinados alimentos, pero volver a comerlos poco después.
- Establecer reglas alimenticias que no se cumplen.
- Poner excusas sobre por qué se ha consumido un alimento determinado.
- Sentirse incapaz de controlar el consumo de alimentos poco saludables, a pesar de saber que causan daño físico o un aumento de peso no deseado.
- Ocultar los hábitos alimenticios, la persona se esconde para comer
Consecuencias de la ingesta compulsiva
La ingesta de más comida de la que nuestro organismo necesita puede tener varias repercusiones, tanto a nivel físico como psíquico. Este riesgo aumenta cuando comer en exceso se convierte en un hábito y comemos alimentos no saludables. Posibles efectos de esta adicción pueden ser:
- Obesidad y problemas de salud
La adicción a la comida puede favorecer la aparición de daño físico como artrosis, diabetes, o enfermedades cardiovasculares, entre otros. Además, puede afectar negativamente la autoestima y la autoimagen de una persona, haciéndola infeliz con su cuerpo, y desarrollando problemas psicológicos.
- Aislamiento y problemas en relaciones sociales
Algunas personas con sobrepeso pueden evitar participar en actividades sociales por miedo al juicio de los demás. El comer sin hambre, lo que llamamos hambre emocional, es una actividad que se realiza de forma solitaria y que puede ofrecer un consuelo momentáneo.
- Trastornos alimenticios como bulimia o atracón
La bulimia o el atracón son trastornos alimenticios que pueden estar detrás de una adicción a la comida o una mala relación con la comida.
La bulimia nerviosa se caracteriza por tener episodios recurrentes de ingesta excesiva de alimentos (atracones). Unos episodios que suelen compensarse con el vómito autoinducido o el uso excesivo de laxantes principalmente.
El trastorno por atracón es similar, aunque con la única diferencia de que no hay comportamientos compensatorios como sucede con la bulimia.
¿Cómo combatir la adicción a la comida?
Existen algunas pautas que pueden ayudar a quien sufre esta adicción a controlarla:
- Aprender a diferenciar “hambre” y “apetito”: el hambre es la sensación fisiológica que permite satisfacer nuestras necesidades biológicas mientras que en el apetito intervienen estímulos sensoriales y emocionales de origen externo e interno, e influyen hábitos alimentarios y numerosos aspectos socio-culturales.
- Evitar alimentos adictivos o «confort«: este tipo de alimentos son aquellos ricos en hidratos de carbono refinados y grasas, como, por ejemplo, alimentos para paliar emociones negativas como la ansiedad, depresión, estrés, soledad, etc. O bien alimentos que se utilizan como premio o recompensa. Como alternativas a estos alimentos, podemos hacer ejercicio, escuchar música, hablar con amigos o darnos un baño con agua caliente, por ejemplo.
- Afrontar las dificultades de la vida de un modo eficaz: es importante aprender a observarnos a nosotros mismos para ser capaces de identificar donde se encuentra el problema, qué mensajes nos envía nuestra mente y, de forma asertiva, cambiar la situación que provoca el malestar. Si esto no fuera posible, debemos aprender a distanciarnos del problema, a relativizarlo o ser positivos.
- Aprender a desarrollar actividades alternativas a la comida para enfrentarnos a situaciones difíciles.
- Respetar el ritmo diario: Debemos respetar el ritmo de trabajo, ocio y descanso, aplicando la regla de las 8 horas para cada uno de estos tres ámbitos de la vida.
- Respetar los tres elementos de una alimentación saludable: Tener en cuenta la actividad física, la relajación y control del estrés. Además de una dieta variada, es importante dedicarle tiempo también a la actividad física, al menos 30 minutos al día, y a actividades de relajación, como por ejemplo yoga, meditación, acupuntura, mindfulness o concentración.
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Si consideras que tú o alguien de tu entorno puede estar desarrollando una adicción a la comida, contáctanos. En Intastur te ofreceremos información acerca de la adicción y de nuestras opciones de tratamiento.
Aunque el término adicción a menudo se usa a la ligera, tener una verdadera adicción es una condición grave que generalmente requiere de tratamiento para superarla. Los síntomas y procesos de pensamiento asociados con la adicción a la comida son similares a los del abuso de drogas. Es simplemente una sustancia diferente y las consecuencias sociales pueden ser menos graves.