Benzodiacepinas, un fármaco muy adictivo

Las drogas que existen en la actualidad tienen orígenes y tipologías tan diversos que se podrían escribir varias páginas para tratar de clasificarlas. Algunas provienen directamente de plantas y sucedáneos mientras que otras son fabricadas en laboratorios clandestinos. Y otras son simplemente medicamentos para ser utilizados bajo prescripción médica, pero cuyo mal uso los convierte en sustancias potencialmente adictivas con consecuencias muy peligrosas. Es el caso de las benzodiacepinas, uno de los fármacos que más adicción pueden llegar a crear si su uso transciende la finalidad puramente médica. En este artículo veremos qué son estos medicamentos y los graves efectos que pueden provocar en el organismo.

Origen de las benzodiacepinas

Estos fármacos fueron creados en 1955 por Leo Sternbach en la filial americana de la multinacional farmacéutica Roche. Se tratan de un grupo de medicamentos psicotrópicos con efectos sedantes, hipnóticos, ansiolíticos y anticonvulsivos que se usan para paliar los estados de ansiedad, el insomnio, la abstinencia alcohólica, epilepsia, etc. No fue hasta 1963 cuando apareció en el mercado el diazepam, convirtiéndose en el fármaco más exitoso de todos los que se habían creado hasta entonces.

Con un uso controlado, las benzodiacepinas son eficaces y seguras pero también son adictivas. Esto limita su potencial utilización terapéutica en los trastornos de la ansiedad, el insomnio y los espasmos musculares. La mayoría de las sustancias que generan adicción actúan sobre el mismo circuito cerebral, el sistema dopaminérgico. Éste, estimula a su vez el mecanismo de recompensa natural, como el que se obtiene con el sexo y la comida.

Estos medicamentos sólo deben recetarse por periodos cortos de tiempo ya que poseen una fuerte capacidad adictiva y pueden acabar por convertirse en un problema grave para la salud. Es muy habitual que una persona se vuelva adicta a las benzodiacepinas prescritas por su médico cuando las ha estado tomando durante mucho tiempo. Se sabe incluso de pacientes que las han estado tomando durante veinte años o más. Y es que, aunque en un principio esta medicación mejora el estado de la persona, a largo plazo los daños que provoca son importantes.

Tipología de benzodiacepinas

Además de haber diferentes tipos de benzodiacepinas según su composición, una de las diferencias principales que encontramos para clasificar a estos medicamentos hace referencia a la vida media del fármaco en el cuerpo. Partiendo de este principio, se pueden establecer tres grandes grupos de benzodiacepinas en función del tratamiento específico para el que sean indicadas.

  1. De vida larga

Este tipo de benzodiacepinas están muy indicadas para tratar los trastornos de ansiedad ya que se mantienen en el organismo durante mucho tiempo. Sin embargo, precisamente por permanecer tanto en el cuerpo hace que puedan acumularse los efectos de las dosis, lo que podría provocar efectos sedantes indeseables. Por otro lado, estos fármacos tardan un tiempo en hacer efecto, por lo que no son indicados cuando se necesita una respuesta inmediata. Se sabe que estos efectos pueden llegar a afectar al organismo hasta treinta horas o más después de haber tomado el medicamento.

  1. De vida intermedia

Las benzodiacepinas de vida intermedia tienen un actuación relativamente temprana durante un periodo de tiempo bastante prolongado. Su duración está entre doce y veinticuatro horas después del consumo.

  1. De vida corta

Este grupo es el que menos tiempo permanece en el organismo (inferior a doce horas) y no son adecuadas para tratar trastornos de ansiedad prolongados en el tiempo. Aun así, se trata de las benzodiacepinas que más rápido actúan. Esto resulta especialmente útil para luchar contra la aparición de síntomas ansiosos bruscos como las crisis de ansiedad o de problemas que sólo requieren de una relajación momentánea, como los problemas para conciliar el sueño. Pero este tipo de fármacos tiene un inconveniente y es que cuando desaparecen los efectos del medicamento, el consumo se volverá más frecuente, con lo que es probable que acabe generando dependencia. Por otro lado, los efectos secundarios también son más numerosos en este subtipo.

¿Cuáles son los efectos secundarios?

Si el consumo de benzodiacepinas se prolonga en el tiempo es muy probable que se genere dependencia a estos fármacos. Los motivos pueden deberse tanto a la duración del tratamiento como por causa de dosis elevadas. Cuando el usuario se acostumbra al medicamento ya no puede dejarlo porque al hacerlo experimenta los síntomas de la abstinencia. También la tolerancia surge como consecuencia del consumo. A medida que pasa el tiempo, las benzodiacepinas dejan de hacer efecto y el cuerpo se acostumbra a ellas. Como resultado de esto, para conseguir el mismo efecto el paciente cada vez necesitará dosis más grandes.

Otra consecuencia asociada a la adicción a estos medicamentos hace referencia a un fenómeno conocido como coprescripción. Éste afecta a las personas que tienen dolor asociado a otros problemas como insomnio o ansiedad. Debido a esto, se les prescribe un opiáceo y también una benzodiacepina para casos como éste. Pero cuando se intenta retirar la medicación al paciente no quiere porque asegura encontrar y sentirse bien, con lo que se demuestra que el paciente se ha vuelto adicto al fármaco.

Por otro lado, un consumo abusivo de benzodiacepinas no sólo genera adicción. Existen también una serie de efectos secundarios que pueden llegar a ser muy graves. Por ejemplo:

  • Pérdida de concentración
  • Problemas de memoria
  • Descenso del rendimiento
  • Falta de reflejos
  • Mareos
  • Vértigos
  • Alucinaciones

Si nos fijamos en los efectos a nivel psicomotor, éstos son especialmente importantes ya que pueden provocar accidentes, caídas, etc. Por otro lado, una sobredosis por consumo de benzodiacepinas puede provocar depresión respiratoria y muerte. A largo plazo, tomar estos medicamentos podría también aumentar el riesgo de demencia como Alzheimer y un incremento de la mortalidad, especialmente en personas de edad avanzada. Hay incluso algunos estudios que muestran el riesgo de padecer cáncer asociado al uso prolongado de los fármacos. Por último, hay que recordar que todos estos efectos adversos se potencian si se combinan las benzodiacepinas con alcohol u otras sustancias depresoras del sistema nervioso central.

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